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Mostrando entradas de marzo, 2020

Cohibida diosa.

Con tan solo el roce de mis labios deslizándose por sus pliegues intuyo la humedad que estos generan en su interior. Aún no quiero probar su sabor. Quiero hacerla suspirar. El silencio se apodera de la habitación, rompiéndose con su respiración agitada al hundirme en los placeres escondidos de su cuerpo. Con ternura, y a la vez dureza en mi mirada, cojo cada una de sus manos y las llevo por encima de su cabeza, atándolas con mi cinturón. La beso. Me regala una sonrisa pícara. Presiente y se pone nerviosa. Le gusta. Le gusto. Mi beso corto le dejan con ganas de más. No te preocupes nena, te daré todo lo que nunca te atreviste a pedir. Deslizo mi nariz por su cuello, su aroma es especial, pero ahora solo me detengo en su respiración. Es la culpable de hacerme saber el que sí, y el que no. Le muerdo flojo. Se estremece. Bien. Ahora muerdo más fuerte, apretando sobre su muslo el gran regalo que le espera, y lamo una fina línea imaginaria que llega hasta su oído. - ¿Te gusta?- Le pregunto s

Pidiendo un deseo.

Nunca pensé que aquella simple despedida fuese tan dura en los próximos días. Porque mi cuerpo no se imaginaba que iba a estar tanto sin sentir el calor de tu piel. Mis ojos, no supieron detenerse en ese pequeño instante para contemplar lo que más tarde, sería añorado. Y mi corazón, simplemente no quiso asustarse por la verdad que se presentaba. Hoy, son siete los días que llevo sin verte, en los que cada minuto se vuelve una eternidad. En los que cuando cierro los ojos, todo regresa a la normalidad. Imágenes tan nítidas, que parecen reales. Solamente, tú y yo.  Tu fragancia, aroma puro que me eriza la piel, tan significante para mis sentidos como para el recuerdo. Tu piel morena, tan natural que me produce envidia. Tu mirada, la más bonita, la culpable de chivarme todo lo que por tu mente pasa. Tu sonrisa, la que me cautivó desde el primer momento, la culpable de llenar mi estómago de mariposas revoloteando. Tu cuerpo, tan lindo y a la vez tan caliente que produces fuego al conectar

Blanca.

Era encantador, decía la gente. Nunca encontrarás a nadie como él, decían las mayores. Siempre está para cuando lo necesitas, pensaban los amigos. Es increíble cuando ciertos comentarios a una edad temprana te hacen condicionar el pensamiento real que tienes sobre una persona. No voy a mentir. Era guapo, simpático, siempre se disponía a ayudar a las personas, y tenía el carácter que, aparentemente, te hacía pensar que no hay más hombres en el mundo como él. MENTIRA. Este pensamiento se fue desvaneciendo poco a poco. Con el tiempo me empezó a dar rabia los comentarios de la gente, en mi interior gritaba para que se callaran. No sabían cual era mi cruda realidad. Aparentar estar bien cuando mi alma estaba apagada. Sonreír cuando minutos antes me despreciaba. No dormir por creer que mi cabeza estaba enferma. Hacerte ver que todo su mundo es tuyo y no avanzar contigo. En mi trayecto hubo personas que me advirtieron, querían ayudarme y ver que esto no era normal. Que si alguien te ama