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Una carta para Matteo

Hace catorce años me dieron una noticia que marcó mucho el miedo al no poder ser madre. Para los médicos, mi cuerpo no estaba preparado para serlo. Problemas hormonales, sobrepeso que era imposible de mejorar, numerosos quistes en los ovarios, entre otras cosas. Hoy en día esto no es problema, muchas mujeres padecen problemas de este tipo incluso mucho más graves que lo mío . Pero hablo de mí , de mi experiencia y de mis miedos. Pasé una adolescencia complicada, viendo especialistas e intentando por miles de tratamientos poder sentirme como una mujer “normal”. Poco a poco fui entendiendo mi problema e intenté mentalizarme para cuando llegase el día en el que comenzase a cumplir uno de mis mayores sueños, no fuera tan chocante la palabra ‘tiempo’. Hace poco más de cuatro años y medio conocí a un hombre maravilloso, tu padre. Tengo que confesarte que nunca me imaginaría lo que iba a suceder entre nosotros. Empezamos como dos completos desconocidos, superando una pandemia mundial sin ...
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Pensamientos grises.

Miro a mi alrededor, hacia la izquierda personas grises, apagadas por circunstancias no muy favorables que le ofrece la vida y hacia mi derecha, personas llenas de color, las cuales desprenden una gama inmensa de colores mostrando su felicidad plena. O tal vez, ¿felicidad que quieren que los demás veamos?.  Estas visualizaciones sobre la felicidad o infelicidad hace mucho que me ronda por mi mente. ¿En qué rango he de posicionarme? ¿Soy realmente feliz? ¿Qué cosa o cosas hacen que lo sea mas o menos? ¿me sobrecargo con pensamientos de futuro? ¿Tengo que vivir el presente? ¿Tengo lo que merezco o puedo/debo aspirar a más? ¿Me siento completa conmigo misma? Un sin fin de preguntas que me inundan día tras día.  Tengo una familia que me adora, un trabajo que sostiene mis gastos, una vivienda, que aunque no sea de propiedad, mantiene mi independencia, una pareja que me quiere, unas amigas que valen oro. ¿Por qué me ahogo?  A veces me respondo sola, y es que sé que solo vivo pa...

El dulce soñar

Hoy, viajo hacia una calita a la que nunca tuve el placer de visitar. Tan desierta, que la palabra relax, cobró sentido en mi cabeza. La neblina blanca desaparecía poco a poco, mi mirada curiosa quería ver todo,con detalle, aunque esta apareciese por arte de magia. Aún quedaban cuatro sentidos a los que despertar. Mis pies fríos, húmedos por la arena empapada, por ese baile de olas que la acariciaban y ese cante con el que el mar las acompañaba.  Suspiro, sin quererlo. Es tan hermoso, que mi cuerpo reaccionaba solo, ante tal escena. Paseo, echando hacia atrás la cabeza, respirando este aire tan limpio. Mis brazos, estirados hacia ambos lados, acariciaban el viento. Sin pretenderlo, me dirijo hacia aquellas rocas, que parecen nacidas del agua. El paisaje hacía sentirme fuerte y libre. Una de las estampas más curativas que existe. Aunque en ellas, se pueda reforzar el amor y los sueños por cumplir. Un ruido me abruma, está oscuro y no consigo ver nada más que oscuridad. Una voz se po...

Cohibida diosa.

Con tan solo el roce de mis labios deslizándose por sus pliegues intuyo la humedad que estos generan en su interior. Aún no quiero probar su sabor. Quiero hacerla suspirar. El silencio se apodera de la habitación, rompiéndose con su respiración agitada al hundirme en los placeres escondidos de su cuerpo. Con ternura, y a la vez dureza en mi mirada, cojo cada una de sus manos y las llevo por encima de su cabeza, atándolas con mi cinturón. La beso. Me regala una sonrisa pícara. Presiente y se pone nerviosa. Le gusta. Le gusto. Mi beso corto le dejan con ganas de más. No te preocupes nena, te daré todo lo que nunca te atreviste a pedir. Deslizo mi nariz por su cuello, su aroma es especial, pero ahora solo me detengo en su respiración. Es la culpable de hacerme saber el que sí, y el que no. Le muerdo flojo. Se estremece. Bien. Ahora muerdo más fuerte, apretando sobre su muslo el gran regalo que le espera, y lamo una fina línea imaginaria que llega hasta su oído. - ¿Te gusta?- Le pregunto s...

Pidiendo un deseo.

Nunca pensé que aquella simple despedida fuese tan dura en los próximos días. Porque mi cuerpo no se imaginaba que iba a estar tanto sin sentir el calor de tu piel. Mis ojos, no supieron detenerse en ese pequeño instante para contemplar lo que más tarde, sería añorado. Y mi corazón, simplemente no quiso asustarse por la verdad que se presentaba. Hoy, son siete los días que llevo sin verte, en los que cada minuto se vuelve una eternidad. En los que cuando cierro los ojos, todo regresa a la normalidad. Imágenes tan nítidas, que parecen reales. Solamente, tú y yo.  Tu fragancia, aroma puro que me eriza la piel, tan significante para mis sentidos como para el recuerdo. Tu piel morena, tan natural que me produce envidia. Tu mirada, la más bonita, la culpable de chivarme todo lo que por tu mente pasa. Tu sonrisa, la que me cautivó desde el primer momento, la culpable de llenar mi estómago de mariposas revoloteando. Tu cuerpo, tan lindo y a la vez tan caliente que produces fuego al cone...

Blanca.

Era encantador, decía la gente. Nunca encontrarás a nadie como él, decían las mayores. Siempre está para cuando lo necesitas, pensaban los amigos. Es increíble cuando ciertos comentarios a una edad temprana te hacen condicionar el pensamiento real que tienes sobre una persona. No voy a mentir. Era guapo, simpático, siempre se disponía a ayudar a las personas, y tenía el carácter que, aparentemente, te hacía pensar que no hay más hombres en el mundo como él. MENTIRA. Este pensamiento se fue desvaneciendo poco a poco. Con el tiempo me empezó a dar rabia los comentarios de la gente, en mi interior gritaba para que se callaran. No sabían cual era mi cruda realidad. Aparentar estar bien cuando mi alma estaba apagada. Sonreír cuando minutos antes me despreciaba. No dormir por creer que mi cabeza estaba enferma. Hacerte ver que todo su mundo es tuyo y no avanzar contigo. En mi trayecto hubo personas que me advirtieron, querían ayudarme y ver que esto no era normal. Que si alguien te ama ...