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Espejos

- Que dolor de cabeza… No me acuerdo de nada.
Me levanto y me dirijo hacia el baño, necesito una ducha fría. Mientras me recorre el agua por mi cuerpo, fría como el hielo y dejándome el vello como escarpias, me viene la imagen.
- Mierda, mierda… ¡no!- pego un saltito y salgo corriendo empapada hacia la terraza.- No puede ser.- Allí estaba el chico.
Mis ojos recorren su torso desnudo, hasta llegar a su polla. Joder, ya recuerdo lo que pasó. Me quedo embobada mirando su gran paquete mientras escucho una risa.
- Me la vas a desgastar de tanto mirarla.- Esa sonrisa picarona, como me pone.
Me quedo bloqueada, no recordaba que estaba desnuda hasta que él me acarició un pecho. Mmm… Me gusta como me lo succiona mientras muerde mi pezón.
- ¿Cómo llegamos anoche aquí?.
- Nos conocimos en la sala “espejos”. ¿lo recuerdas?
- Si, algo. Bebí demasiado.
- Me dijiste al oído que te siguiera, y aquí estoy.
Aquella sala era mi favorita. No había ni un solo espacio sin ellos. Con cualquier postura se veía todo con detalle. Se me eriza la piel de pensarlo.
Nos preparamos un desayuno, teníamos que reponer fuerzas. Aquella maldita sala saca de mí la fiera que guardo dentro.
- ¿Porque me miras así?
- Comiéndote ese plátano me estas recordando a tu grandiosa comida de... ¡Guau!.- me guiña y yo sonrío.
Fue en el momento en el que nos hicieron una visita. Entró una chica, se le notaba algo novata en este mundo, y eso hizo que le regalara la mejor mamada de su vida. Succionando fuerte mientras la guardaba en mi garganta. Me encantaba notar como se hinchaba. Al llegar a su estado más puro la extraía de mi, hasta llegar a su acaramelado glande. Que rico, este chico sabía bien, lo que me hizo jugar con él un ratito más.
De fondo se escuchaba a la chica suspirar, apartada en aquel sofá negro de cuero, mientras se tocaba en su pequeña intimidad. Me pregunto qué haría aquí, no se le ve ese tipo de personas a las que vienen a mirar y mucho menos a incluirse en el juego. Me aportaba curiosidad, se le ve tan inocente. Mientras me ponía de rodillas para que descargara en mi boca, observé que estaba a punto del clímax. Esto le excita bastante. Quiero jugar. Me levanté y me acerque. Normalmente estos actos está prohibido pero pagué la noche y aquello era solo mío.
- Shh… Veo que estás muy mojada. ¿Nos acompañas en el juego? - estaba un poco perdida y eso me divertía aún más.- déjate llevar.
Al chico le gustó mi idea, le brillaron los ojos de pensar que estaba a punto de correrse en la boca de dos chicas. Le gustaba ver cómo se rifaban su semen mientras este miraba. Succione, le lamí, jugué con mi lengua y cogí a la joven. Le indiqué lo que tenía que hacer y ella me siguió. Me afirmó su falta de experiencia, pero me gusto su atrevimiento. Seguimos juntas hasta llevarle al placer, lo depositó en la mía y le hice un gesto a ella para compartirlo. Avergonzada aceptó. Se le cayo un poco y se lo chupe, ella lo escupió en su vaso y me dio las gracias. Posteriormente salió de la sala.
- Nunca antes me había pasado lo que hiciste con aquella chica. Me gusto bastante. Querría repetir.
Esa noche regresamos, y nos la volvimos a encontrar. Pero esta vez acompañada.


- A.C

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