Yacía en su cama como niño abstraído en su primer esplendor. Observando las curvas que dibujan las sombras. Disfrutando de sus cantos, de las garras que decían ser como plumas. Deleitándose con su apremiado jugo y deslizando su lengua por el oasis de su piel. Recorriendo con sus yemas un camino hecho de lunares. Y cuando explota de sensaciones desconocidas. Se ve allí. Tumbado. Solo. Envuelto entre las sábanas, y con su placer desvaneciendo por sus manos. - A.C
Blog de Andrea Cabello - Relatos eróticos, amor y desamor.