Las ocho y sigue sentado como cada mañana. En el mismo banco, y con ese traje entallado que le queda tan bien. Me pregunto que llevará en las manos. Siempre deja un paquetito a su lado derecho. Pero nunca lo mira. Quiero acercarme para hablar con él, tiene un rostro tan tierno… Me adentro en mis quehaceres, la oficina está a tope esta mañana. Quizás a la hora del almuerzo me acerque. Siempre se va cuando cae el sol. - Disculpe. ¿Puedo sentarme? - le ofrezco mi mejor sonrisa. Me sonríe y asiente. Creo que esto va a ser más difícil de lo que pensaba. Miro disimuladamente a mi izquierda. Es una cajita minúscula. La curiosidad me corroe. A lo lejos un niño de unos 8 años se acerca corriendo. ¿Donde estará su madre?. Se dirige hacia nosotros, dando pequeños saltitos, con los brazos de forma horizontal, como si estuviese imitando a un avión, y haciendo unos ruidos intercalando graves y agudos. - Hola Juan. Hoy no quiso saber nada de mí. Me ha vuelto a dar largas. Dichosa M...
Blog de Andrea Cabello - Relatos eróticos, amor y desamor.