Ella se levantaba de madrugada pero no sabia que mal había para ello. Bajaba las escaleras con el mismo ritual de siempre. Se dirige hacia la cocina y se sitúa frente la ventana. El vaso de agua que se sirvió, estaba vacío cuando un ruido la despisto. Salió a la calle, todo le daba vueltas. Sentía la piel irritada como si de bofetadas se tratase. Quiso chillar, pero solo consiguió un grito ahogado. El mismo que emitió mientras sus órganos se paralizaban, dejándola exhausta, con un hilo blanco saliendo de su boca. Y una familia a pies de su cama velando por una mujer que no valoro su vida.
- A.C
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