Como cada maldito lunes aquí me encuentro, en la cafetería de siempre. Tomando un café que no me gusta nada y como acompañante, mis apuntes. Ninguna cara nueva. A si nunca conoceré al supuesto amor de mi vida. ¿Pero qué digo?.Suena el sensor del local llamando mi atención y allí estaba. El amor que estaba reclamando hace cuestión de segundos. Moreno, alto, ojos verdes y... Tatuado. Estaba hecho para mí.
Pasa un rato cuando recojo mis cosas y me aproximo a su mesa, sin miedo, nos miramos y deslice mi mano sobre su mesa dejándole un papel: a las 20:30 en Santa Barbara. Me solía funcionar con todo bicho viviente, él no será la excepción.
Siguiendo mi ritual, fui a los baños de la universidad, y allí me masturbe, me encantaba hacerlo mientras se oía la gente pasar. Después en la biblioteca, en
mi rincón preferido, me seguí acariciando mientras fingía leer, cuando en realidad, estaba disfrutando de un buen video porno.
Sentada en las banquetas de clase no paraba de pensar, ¿me iría mojada y sudorosa a casa?. Falta menos para saber si el chico había aceptado mi proposición. No hay que ser muy listos para saber lo que iba a suceder.
Iré directamente a su bragueta, se la bajare lentamente mientras le miro a los ojos, dejando escapar de entre mis labios la palabra: follame.Sentada en las banquetas de clase no paraba de pensar, ¿me iría mojada y sudorosa a casa?. Falta menos para saber si el chico había aceptado mi proposición. No hay que ser muy listos para saber lo que iba a suceder.
Es la hora y no le veo. Esto nunca me había pasado. Ensimismada en mis pensamientos noté algo detrás de mí.
- Súbete la falda y tócate para mí. Luego veré que hago con eso que tienes entre las piernas.
Me lo dijo susurrando tan cerca del oído que no dude ni un segundo. Me abrí de piernas y le di su reclamo.
- A.C
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