Nos desnudábamos con la mirada cuando estas se cruzaban. Pensar en el roce de las yemas de mis dedos contra su piel me deleitaba. Me dejaba frenético pensar cómo debía de ser su aroma al llegar al clímax, y no poder estar para presenciarlo. Quiero recorrer mi lengua por sus pliegues. Con cuidado, quiero que se corra poco a poco. Primero suave, como si de una pluma se tratase, mientras me deslizo de un lado a otro abriendo camino para encontrarme con él. Si, ya empieza a estar mojada. Mi fruto prohibido. Esbozando mordiscos para sentir sus suspiros.Su respiración se va agitando, es hora de aspirar. ¿Los oyes? son el sonido del oasis. Juego con su jugo mientras le voy penetrando con mi mano. En sus ojos se vive el destello de las sensaciones. No pares, me dijo. Palabras que eran música para mis oídos. Le agarre fuerte, y ella me pedía más. Le penetre con fuerza, una y otra vez, dándome sus gemidos mientras ella me salpicaba con su placer.
- A.C
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