¿Os ha pasado alguna vez que habéis visto a un chico, pero de primeras no os ha entrado del todo por el ojo?.
Me encuentro en la playa, tranquila, disfrutando de la brisa marina, buena compañía y ... Mi móvil. Si, soy una persona que depende del él, estoy totalmente enganchada. Ojalá hubiese un apagón diario mundial de dos horas para librarnos de estos vicios.
Mientras me doy media vuelta para ponerme mi culito moreno, me dispongo a cotillear mis redes sociales. Entre foto y foto, lo vi. No me llamó la atención, os lo juro. Pero lo seguí. Y recibí la misma respuesta. No esperaba para nada que me hablase, solo nos dábamos "me gustas" a nuestras publicaciones, hasta que llegó el día.
Me salió una sonrisa, y no sé por qué. Me calló demasiado bien, y no sé por qué. Lo odié por momentos, y sabía el por qué. Tenía un pequeño harte metido en vena, que lo soltaba y me desarmaba riéndome. En ese momento fue cuando lo volví a cotillear, pero más detenidamente, fijándome en cada detalle, en cada cosa bonita que desprendía sin yo antes darme cuenta.
Hablábamos lo justo y necesario, ni más ni menos. A veces parecía una persona reservada, otras te contestaba sin pelos en la lengua. Y otras, le salía su vena hot que sin yo entender demasiado, tengo que confesar que me ponía bastante cachonda.
Hoy, no sé como he llegado hasta aquí. Su puerta, su casa, su intimidad. Él y yo. Me temblaba la mano, no sabía si darle al timbre, tocar la puerta suave para que no se enterase e irme corriendo, o mandarle un sms diciéndole adiós. El caso es que estaba nerviosa. No lo entendía. Habíamos hablado, habíamos tomado café, habíamos reído e incluso habíamos compartido orgasmos. Quizás me pregunté demasiadas cosas en décimas de segundo. Me vino en mente una frase que leí en Twitter: "¿Te habla o solo te contesta?". Por una vez tuve miedo. Empecé a pensar que me gustaba de verdad.
Asumida en mis pensamientos, alguien abrió la puerta, era él, con una bolsa de basura. Me vio allí mordiéndome el labio pensativa.
- Hola, ¿llevas mucho ahí?.
+ No, solo estaba pensando.- Me miró esperando a que siguiera hablando.- Si, verás. Tenemos que hablar. - Fue verlo y mi cuerpo se desvaneció. Iba sin camiseta, con unos pantalones de chándal, no muy pegados, se le notaba considerablemente un bultito.
+ ¿Te importa que baje esto?.- Miró hacía la bolsa.- Huele bastante peste.- Su risa me contagio.
- Claro, te espero aquí.
+ ¿Pasa algo?, entra al salón y me esperas desnuda.- Su gesto fue tan gracioso que no podía decirle nada sobre aquello, sabía que estaba de broma.
- Simplemente quiero comentarte algo cacho de idiota.
+ Vale, no tardo.
Os juro que por décimas de segundo se me pasó esperarlo desnuda en su sofá, junto con un vaso de cubitos para jugar con él. Me lo estaba imaginando. Entraba exhausto por mis palabras en el rellano, sin quitarme la mirada fija y penetrante, pensé que me corría. Se quitaba ese pantalón dejando ver una erección bastante prometedora. Yo le indico que se ponga frente a mí y que se quede parado. Mientras me levanto mis pezones endurecidos rozan su piel, hasta que llego a sus labios. Con mi dedo índice le insinuo que no gesticule palabra, era mi momento. Me lo mojé en mi boca y se lo pasé por sus labios, este, los deja entreabiertos, es momento de morderle el labio inferior y tirar suave hacia mi. Lo veo tenso, sé lo que quiere hacer conmigo en ese instante. Me quito el pañuelo de modo felpa que tenía en el pelo y le tapo los ojos. Mientras me coloco un hielo en la boca, dejando que este se derrita goteando sobre mi pecho desnudo. Se lo paso por ciertas zonas que lo excitaban mientras echaba un cojín en el suelo. Si, todos sabemos lo que eso significa. Aproveché el poco hielo que le quedaba a mi boca para refrescarla. Le baje el bóxer, le temblaban las piernas.
+ Nena... - Gemía mudo.
- Shh, no digas nada. Disfruta.- Su respiración agitada estaba haciendo mojarme demasiado.- Cuando te indique, te quitarás la tela de los ojos, quiero que justamente mires hacia abajo buscando los míos.
+ Si nena.- Me trague el hielo y le di la señal.
Mi señal fue un escueto "ya cielo" mientas el interior de mis labios rodeaban su glande sin que mi lengua fría lo tocara aún. Miré hacia arriba y ahí estaba, sus ojos buscando los míos y su boca entreabierta, me encantaba la cara de tonto que se le ponía. Cuando nos clavamos la mirada procedí a empezar a jugar con su...
+ ¡Joder! ¿pero que coño...?
Después de esas palabras escuche un gemido bastante placentero, no me enfadé por correrse en unos segundos, ni tampoco por no avisarme de ello. En el fondo es lo que buscaba.
Un ruido me hace despertar de mi fantasía, me había sumergido tanto en mi película personal, que apenas me di cuenta de que estaba desnuda frente a él, abierta de piernas con la mano en mi interior.
+ Guau... Eh... ¿De qué querías hablar?- Joder estaba nervioso, y yo roja como un tomate. Nunca me había visto en ese modo. Y yo decidí que mejor lo dejaba para otro día, quizás desvelarle que me estaba enamorando era demasiado para nosotros y perderíamos esta magia.
- Ven.
Me encuentro en la playa, tranquila, disfrutando de la brisa marina, buena compañía y ... Mi móvil. Si, soy una persona que depende del él, estoy totalmente enganchada. Ojalá hubiese un apagón diario mundial de dos horas para librarnos de estos vicios.
Mientras me doy media vuelta para ponerme mi culito moreno, me dispongo a cotillear mis redes sociales. Entre foto y foto, lo vi. No me llamó la atención, os lo juro. Pero lo seguí. Y recibí la misma respuesta. No esperaba para nada que me hablase, solo nos dábamos "me gustas" a nuestras publicaciones, hasta que llegó el día.
Me salió una sonrisa, y no sé por qué. Me calló demasiado bien, y no sé por qué. Lo odié por momentos, y sabía el por qué. Tenía un pequeño harte metido en vena, que lo soltaba y me desarmaba riéndome. En ese momento fue cuando lo volví a cotillear, pero más detenidamente, fijándome en cada detalle, en cada cosa bonita que desprendía sin yo antes darme cuenta.
Hablábamos lo justo y necesario, ni más ni menos. A veces parecía una persona reservada, otras te contestaba sin pelos en la lengua. Y otras, le salía su vena hot que sin yo entender demasiado, tengo que confesar que me ponía bastante cachonda.
Hoy, no sé como he llegado hasta aquí. Su puerta, su casa, su intimidad. Él y yo. Me temblaba la mano, no sabía si darle al timbre, tocar la puerta suave para que no se enterase e irme corriendo, o mandarle un sms diciéndole adiós. El caso es que estaba nerviosa. No lo entendía. Habíamos hablado, habíamos tomado café, habíamos reído e incluso habíamos compartido orgasmos. Quizás me pregunté demasiadas cosas en décimas de segundo. Me vino en mente una frase que leí en Twitter: "¿Te habla o solo te contesta?". Por una vez tuve miedo. Empecé a pensar que me gustaba de verdad.
Asumida en mis pensamientos, alguien abrió la puerta, era él, con una bolsa de basura. Me vio allí mordiéndome el labio pensativa.
- Hola, ¿llevas mucho ahí?.
+ No, solo estaba pensando.- Me miró esperando a que siguiera hablando.- Si, verás. Tenemos que hablar. - Fue verlo y mi cuerpo se desvaneció. Iba sin camiseta, con unos pantalones de chándal, no muy pegados, se le notaba considerablemente un bultito.
+ ¿Te importa que baje esto?.- Miró hacía la bolsa.- Huele bastante peste.- Su risa me contagio.
- Claro, te espero aquí.
+ ¿Pasa algo?, entra al salón y me esperas desnuda.- Su gesto fue tan gracioso que no podía decirle nada sobre aquello, sabía que estaba de broma.
- Simplemente quiero comentarte algo cacho de idiota.
+ Vale, no tardo.
Os juro que por décimas de segundo se me pasó esperarlo desnuda en su sofá, junto con un vaso de cubitos para jugar con él. Me lo estaba imaginando. Entraba exhausto por mis palabras en el rellano, sin quitarme la mirada fija y penetrante, pensé que me corría. Se quitaba ese pantalón dejando ver una erección bastante prometedora. Yo le indico que se ponga frente a mí y que se quede parado. Mientras me levanto mis pezones endurecidos rozan su piel, hasta que llego a sus labios. Con mi dedo índice le insinuo que no gesticule palabra, era mi momento. Me lo mojé en mi boca y se lo pasé por sus labios, este, los deja entreabiertos, es momento de morderle el labio inferior y tirar suave hacia mi. Lo veo tenso, sé lo que quiere hacer conmigo en ese instante. Me quito el pañuelo de modo felpa que tenía en el pelo y le tapo los ojos. Mientras me coloco un hielo en la boca, dejando que este se derrita goteando sobre mi pecho desnudo. Se lo paso por ciertas zonas que lo excitaban mientras echaba un cojín en el suelo. Si, todos sabemos lo que eso significa. Aproveché el poco hielo que le quedaba a mi boca para refrescarla. Le baje el bóxer, le temblaban las piernas.
+ Nena... - Gemía mudo.
- Shh, no digas nada. Disfruta.- Su respiración agitada estaba haciendo mojarme demasiado.- Cuando te indique, te quitarás la tela de los ojos, quiero que justamente mires hacia abajo buscando los míos.
+ Si nena.- Me trague el hielo y le di la señal.
Mi señal fue un escueto "ya cielo" mientas el interior de mis labios rodeaban su glande sin que mi lengua fría lo tocara aún. Miré hacia arriba y ahí estaba, sus ojos buscando los míos y su boca entreabierta, me encantaba la cara de tonto que se le ponía. Cuando nos clavamos la mirada procedí a empezar a jugar con su...
+ ¡Joder! ¿pero que coño...?
Después de esas palabras escuche un gemido bastante placentero, no me enfadé por correrse en unos segundos, ni tampoco por no avisarme de ello. En el fondo es lo que buscaba.
Un ruido me hace despertar de mi fantasía, me había sumergido tanto en mi película personal, que apenas me di cuenta de que estaba desnuda frente a él, abierta de piernas con la mano en mi interior.
+ Guau... Eh... ¿De qué querías hablar?- Joder estaba nervioso, y yo roja como un tomate. Nunca me había visto en ese modo. Y yo decidí que mejor lo dejaba para otro día, quizás desvelarle que me estaba enamorando era demasiado para nosotros y perderíamos esta magia.
- Ven.
- A.C
Comentarios
Publicar un comentario