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Bésame

¿El amor existe?. Si me lo preguntan a mí, mi corazón diría que no. Soy consciente, y cobra sentido con personas ajenas que le demuestran al mundo que el amor no se ha extinguido. Personas, que actualmente mi cabeza las da por volatilizadas.

Mis dedos sujetaban la pluma con la que escribía estas palabras. Me encantaba sentarme en aquella mesita, pequeña y mimosa. Se notaba que era reformada al estilo retro. La dueña del local tiene un gusto exquisito. Me sentaba aquí como cada lunes, tomaba mi té con un poquito de leche, y observaba mi alrededor. Mi cuaderno guardaba los secretos de mucha gente. No, no penséis que soy una cotilla y que me retiro el pelo disimuladamente para escuchar conversaciones. No. Simplemente observaba y escribía lo que me transmitían. Parejas enamoradas, chicos o chicas que necesitaban la soledad o en su defecto la compañía perfecta para desahogarse, padres e hijos o incluso polémicas de adolescentes al salir de clase. Cada historia, frase o incluso una simple palabra, se reflejaba en él. 
Siempre soñé con dejarle al mundo algo con qué hablar, que me recordasen. Y no tuve mejor idea que escribir mi primer libro. Pensaréis que soy una escritora reprimida que prefiere la transmisión a un dossier con la mejor historia del mundo. Quizás no os equivocáis. Si, escribí un libro, pero nunca lo publiqué. Me daba miedo pensar lo que juzgaría la gente. Si pensaban que la historia era real o ficticia. Si estaba paranoica y escribía solo tonterías. Todos los días me repetía que era la mayor gilipollez del mundo. Entonces, deje mi cuaderno hacia un lado, y pulse el botón enviar. 
Estaba nerviosa, mi primera novela sería leída y criticada. Constaba de unas 659 páginas. Me quede a gusto, pero necesitaba soltarla. Lo mismo fue una terapia de choque para cerrar una etapa de mi vida. Tal vez aquel fuese mi miedo y simplemente huía.

- ¿Cómo estás Marga? - Una voz masculina me despertó de mis pensamientos. Un hilo de adrenalina recorrió mi cuerpo haciendo de este su efecto en él. La piel erizada y el corazón bombeando a un ritmo preocupante. No me iba a morir. Era claramente signos de nerviosismo.
+ ¡Hola Nico! - Mi voz temblorosa me delató.- Genial, estaba mandando algo a la editorial.
- No puedo creer que te hayas decidido, por fin tu historia va a ser conocida.
+ No me pongas más nerviosa por favor. La gente pensará que es una novela como cualquier otra. A parte, ¡no creo que la editorial decida publicarla!
- Si, pero tu alrededor sabrá que es real. Y dará que hablar, y mi amiga se hará famosa.- Con esto ultimo me salió una carcajada. Es tan soñador... - Tengo que irme, pero no antes sin pedirte que cenes esta noche conmigo. Aceptas, ¿verdad?. - Me resulto extraño, nunca me había echo esta petición en cinco años de amistad.
+ ¡Claro! ¿estás bien? - Su invitación me preocupó.
- Tu ven ¿vale? - Asentí.

Nico era una persona estupenda, siempre lo vi como un hermano hasta que mi sentimiento fue cambiando. Os juro que no es para nada el tipo de persona que yo me fijaría, pero tenía algo especial. Cuando lo veía sentía cosas que no sentía con Manu, mi otro buen amigo, y eso es una señal. Señal que daba mucho miedo. En mi anterior relación lo pase francamente mal y me creé una coraza ante los hombres. Él lo sabe, fue mi gran apoyo, mi hombro en el que llorar. Él sabe todos mis secretos. Y el gran motivo por el que cada lunes me siento aquí.
Eran las nueve de la noche, me puse muy guapa y aunque fuese consciente de ello, en el fondo quería impresionarle, dejarle boquiabierto y que por una vez se fijase en mí como algo más.
Quedamos en nuestro restaurante favorito, allí nos conocimos. Recuerdo perfectamente mi metedura de pata echándole en su recién comprado Iphone X un botellín de agua. Fue tan amable... Esto último es ironía. Casi me echan del local, mi jefe enfureció. Y tuve que salir corriendo a por él para que pagase la fortuna que se gastó esa noche. No sé que celebraría, pero estamos teniendo la misma cena.

+ ¿Celebramos algo?
- Que estamos juntos.- Mi cara sufrió una subida de colores que me puse al nivel de la cigala.
+ Me preguntaba que celebraste aquel día. Estabas solo.
- En realidad solo quería llamar la atención de alguien, y lo conseguí.- Me estaba poniendo muy nerviosa, no sabía que finalidad tenía todo esto. ¿Ese "alguien" sería yo?.

Terminamos de cenar y me llevó al muelle. Nos encendimos un cigarrillo, contemplamos las luces que desprendían los barcos y disfrutamos en silencio.

- Marga - Nombró mi nombre triste.- Veras... Hoy ocurrió algo.
+ Dime
- Leí tu nota en aquel cuaderno viejo que siempre llevas contigo.
+ ¿Que nota?
- ¿El amor existe?. Son palabras tristes y tú no te mereces eso.
+ Si bueno, es lo que me transmitió la chica de azul. Estaba mal, mirando todo el rato el móvil. Ya sabes a lo que me dedico los lunes. - Le sonreí.
- Si, pero no es eso. Al leer la nota, comprendí muchas cosas. Te mereces lo mejor del mundo, y si no soy sincero contigo pensaré que no te trato bien.
+ ¿Sincero?¿Qué pasó Nico?
- Marga, llevo tiempo pensando, dándole vueltas a la cabeza. Esto no es fácil. Llevo toda la noche dándote pistas y señales.- Esto no puede ser real... Se está... ¿Declarando?. Mierda, ha conocido a otra chica.- Deja de morderte el labio y presta atención. Me gustas Marga, Aquella noche me gustaste desde que te vi, hice llamar tu atención consiguiendo que me mojaras aquel móvil tan caro y sin importarme. Me encantó saber que pudiese ser tu amigo, y de hecho en estos años nos hemos convertido en los mejores. Sabemos nuestros secretos, lo que hemos vivido y aun así, aquí estamos. Siempre juntos. Hace un tiempo ese sentimiento ha aumentado, desde que lo dejaste con Adrián todo se fue iluminando. Te trató como una gran mierda, y no me molestó para nada que escribieses aquel libro. Me alegro de que lo hayas hecho. Simplemente... Te veo y mi día se convierte en luz. No dejo de pensar en ti en cada instante o en cada segundo. Llevo unas semanas mal, preparando un discurso acorde para que no salgas corriendo. Sé que puede ser el final de esta amistad. Pero Marga, te quiero y nada ni nadie lo va a cambiar. Me ahogo de pensar que tu mirada solo es de cariño. Pero hoy ha sido distinto. En la cafetería, tu mirada... Fue tan especial. No sé. Lo mismo me equivoco pero sentí que era reciproco y me llené de valentía para estar hoy aquí diciéndote todo esto.

Me quedé inmóvil, lo que soñaba durante meses estaba ocurriendo. Y no merecíamos que yo reaccionara así. No sabía muy bien que hacer, estaba tan desesperado por una respuesta, que decidí quitarme los miedos. Comenzar una locura, y vivir el momento. Me acerqué a sus labios entre abiertos, se los acaricié. Y al oído, entre susurros, le di mi repuesta.

+ Bésame.


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