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Don Juan

¿Habéis tenido alguna vez a un "pichafloja"?. Yo si. Y para quienes no lo sepan os lo pondré muy fácil: cuando a la hora de follar no se le levanta. Menos mal que solo me ha pasado una vez, estuve a punto de bajar a la farmacia veinticuatro horas para comprarle viagra. Pero no quise ser mala. Ahora me arrepiento de no haberle echo caso a mi instinto diabólico. Hoy estoy en esos días en el que me viene a la cabeza todos mis desastres en la cama. Ah no, solo tengo ese. Una carcajada me hace ser el centro de atención en el trabajo. Es el primer lunes del mes, y como cada día de la semana, me aburro demasiado. Tal vez me tenga que plantear dejar la oficina. Decirle a los proveedores que hacen un buen trabajo lo puede hacer cualquiera. Yo tengo una mente más soñadora. Podría montar una empresa de citas o tal vez abrir un local en el que una vez se pise, se es libre de hacer lo que se quiera. Tríos, cuartetos, orgías, intercambios de parejas, etc. A más de uno/a le vendría bien. Eso me recuerda a algo.

- Jorge, ¿que te parece si vamos a ese local que han abierto nuevo?.
+ Sofi, no querrás hacer lo que me estoy imaginando, ¿verdad?.
- ¡SI!, pásate por mi pareja y hacemos un intercambio. Debe de estar genial. Además... Ya me he documentado de precios y tal...
+ Estas loca - Unas risas inundaban el teléfono, sabía que aceptaría, es mi mejor amigo y ¿quién mejor que él para hacernos cómplices de un sexo sucio?. - Te veo para cenar.
- Gracias, gracias. Te quiero

Tenía que ponerme mona, no sabía si utilizar la blusa de escote, unos mini short o pasarme por una empresaria de alto standing utilizando el vestido negro ajustadito tan mono y cool.
Opté por este último, sería más fácil a la hora de quitármelo. Estaba muy nerviosa, me hablaron genial de aquel sitio, y parece ser que tienen una habitación solo de espejos.

Nos encontrábamos en el lugar. Tenía bastante cola, pero sin saberlo, hice que nos colaran. Nos pidieron DNI, y un pequeño formulario para encontrar parejas compatibles con nuestros gustos sexuales. Me encantaba. Al fondo vi a un chico, estaba solo. Espero que no tenga pareja, y si vino con ella, espero que fuese una falsa como yo con Jorge.
Buah... No podía quitarle la mirada de encima, era guapísimo. Algo más alto que yo, medida perfecta para ponerme tacones. Moreno de piel y pelo, mirada seductora, barba y cejas perfiladas. Joder, que calor hace. Llevaba un traje, seguro que hecho a medida. Vaya porte tenía el Don Juan... Me pido una copa, y mientras Jorge me hablaba, sus palabras entraban y salían de mis oídos. Juan, así le puse en mi mente, captó mi atención, y yo no podía perder oportunidad.

+ ¡Sofi, no me estas escuchando tía!
- Lo siento cariño, pero ¡¿has visto a ese bombón?!
+ Si, si... Es totalmente tu tipo, solo falta que se remangue la camisa y esté tatuado. Típico hombre que viste genial para la ocasión pero que después tiene el estilo ese raro que tanto te pone.
- Oh dios... Me daría un jamacuco.

¿Queréis saber que sucedió?. A mi Don Juan, le entraría calor, porque  procedió a desabrocharse los bonotes de las mangas de la camisa, de manera muy porno para mis ojos. Y ahí estaban, unos brazos tatuados. Que calor, estaba sudando. La boca la notaba seca, y no me quedaba más ginebra. Un hombre así debía tener más tinta en su piel. Y yo no me iba a ir a casa sin comprobarlo.
Me hizo un gesto, quería que fuese. Mi cuerpo reaccionó, y sin darme cuenta estaba situada frente a él.

- ¿Te crees que no sé que aquel tipo es tu amigo?
+ Eh... - ¿Cómo coño lo sabía? - No. Verás...
- No digas nada. - Me corto dejándome su dedo indice en mis labios. - He visto como me mirabas desde que entraste. Me has desnudado con la mirada, y yo hice lo mismo contigo. Ambos no le debemos explicaciones a nadie, somos curiosos, nos gustamos. Y nuestros acompañantes saben cuidarse muy bien. Ahora... ¿Qué tal si te invito a la sala espejos?. Me llama la atención y sé que a ti también, lo noto en tu mirada.
+ Pero... - Me cogió de la mano y nos fuimos de la zona principal. Tenia una mano tan... Varonil. Seguro que su tacto en mi piel combina muy bien.

La sala era perfecta, me recuerda a un texto que leí hace tiempo, "Espejos", la chica me hizo erizar la piel. Tenía un blog o algo así. La cama era muy cómoda, y solo estábamos los dos. No había falsos espejos, ni puertas que se abrieran para que participase nadie. Me empujó hacia la cama para desnudarme, y me di cuenta de un pequeño detalle. Encima de mí había una especie de mancuerda rusa, no sabría explicar su utilidad, pero mi genialidad le daría una.
Empezó genial, su cabeza se situó entre mis piernas, introduciendo sus dedos en mi interior mientras lamía mi sexo de manera muy exquisita. Me provocó varios orgasmos seguidos. Era perfecto. Más tarde sus labios rozaría mi cuerpo, abriendo un camino hacia mis pezones, y mientras me comía el pecho yo lo desnudé. No me equivocaba cuando decía que no era su única tinta en la piel. Su pecho también estaba tatuado, y me lancé como si un chocolate Nestlé se tratase. Él me dominaría en el rellano con sus palabras, dejándome exhausta, pero los papeles han cambiado, y es que la fiera que llevaba en mi interior iba a dominarle. Lo rodeé con mis piernas y lo voleé, tomando la posición perfecta. A nuestro lado, una mesita con varios juguetes llamó mi atención. Lo até de pies y manos. Y los ojos se los tapé para que no pudiera verme, por lo menos en un determinado tiempo. Le mordí, le lamí, y capte unas zonas erógenas de su cuerpo bastante interesantes. Le hice una felación, que causaron muchos gemidos. Se la hice suave, centrándome en los puntos más sensibles, y acabe guardándola en mi garganta, para eso le quite la venda, para que mi mirada aumentara su temperatura. Llorosa y penetrante. Su cara me excitaba demasiado, la boca entreabierta y la mirada desconcertante de lo que le estaba ocurriendo me mojaba. No se esperaba lo que estaba viendo.
Le desaté los pies, y me penetre su polla. Joder, que sensación tan placentera. Le regalé unos cuantos bailes. Practiqué sentadillas con ayuda de esa mancuerda, que hizo más fácil la postura. Le di la espalda, pero solo para que viera mi culo vibrar. Y cuando me suplicó por liberar sus manos. Me acerque a sus labios.

- Tienes unos labios preciosos. Seguro que bien lo sabes, tus aires de "chulito" se ven de lejos, pero no te esperabas que te los supieran callar. - Le desaté, y lo besé.

No tardó mucho en correrse, y yo no tardé en vestirme. Abrí mi monedero y le lancé mi tarjeta. Luego me marché.

- Jorge, vayámonos.

No pasaron ni dos horas, cuando recibí una llamada entrante.


- A.C




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